Description

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El prop sito del presente ensayo, est enmarcado en el contexto hist rico de una sociedad excluida de la cultura escrita, el Per ; donde la escritura, es aun patrimonio exclusivo de una clase criolla que durante siglos concentra el poder pol tico y econ mico y la cultura escrita es un instrumento de dominaci n. En este libro el autor, explica las vallas del poder que los pocos mestizos e ind genas, enfrentaron, cada uno en su poca y durante m's de 500 a os para empoderarse de las letras hispanas y pese a esas adversidades, han sido reconocidos como los grandes de la literatura hispanoamericana. Me estoy refiriendo a dos personalidades, ambos, gracias al conjuro del destino, proceden de la regi n Apur mac; ellos son son: Juan Espinosa Medrano, "El Lunarejo", quien alcanz el sitial m's alto de la literatura barroca en Hispanoam rica del siglo XVII; y, Jos Mar a Arguedas, nico pensador peruano no indigenista del siglo XX, culturalmente ind gena, quien irrumpi en la intelectualidad criolla de este pa's y de latino am rica, para mostrar al Per , un pa's fraccionado y sumido en contrastes que lindan con el avance del desarrollo social del mundo. En otras palabras, un Per Criollo o formal acaparadora del poder, con esmerada educaci n, recursos suficientes, apoyo del Estado y engarzamiento al mercado cultural del mundo; y contrariamente el Otro Per real, sector mayoritario, excluido del idioma espa ol y del conocimiento de sus letras, sin recursos, sin acceso o con acceso marginal a la educaci n "nacional" y subsiste, a la sombra de un Estado que deliberadamente soslaya al ind gena, mestizo y criollo pobre. Esta realidad demostrada en su novela Todas las sangres, perturb el pensamiento de la lite de escritores y pensadores criollos de este pa's; quienes a la vez, cuidando que tales conclusiones, trascendiera y trastocara las estructuras del estado olig rquico del siglo XX, emprendieron una cruzada de suplicio cultural en contra del pensador Jos Mar a Arguedas. En suma esta obra, retrata de cuerpo entero, el's rdido fuego cruzado al que este pu ado de intelectuales criollos y extranjeros, el 23 de junio de 1965, en la denominada Segunda Mesa Redonda sobre Todas las sangres, acicateados por la nostalgia colonial del Gran temor, sometieron a J.M. Arguedas a un Auto de fe, por imaginar en su novela, al ind gena, mestizo y criollo empobrecido, como actores pol ticos de cambio de este Per fracturado. Al extremo que tras esta emboscada cultural, el "acusado" pensador Arguedas, nauseado de la postura criolla, opt , por lo que ya todos conocen, se suicid . Inmol su vida en un suplicio cultural, por la redenci n de un pueblo ind gena maltratado. De eso trata esta obra.